Hace 10 años que nos dejó una de las voces más grandes de la música, hoy queremos rendir desde Smooth Hot Jazz un homenaje al gran Solomon Burke.
Nacido el 21 de marzo de 1940 y fallecido el 10 de octubre de 2010. Solomon Burke era el pequeño de siete hermanos. Fue criado por su abuela Elanor, quién le educó en el evangelismo y acabó poniendo a su nieto como sacerdote de su propia congregación y es que a los siete años, Burke ya ofrecía sermones en la iglesia y era conocido como “the wonder boy preacher” (el maravilloso niño predicador). A los 12 años ya dirigía el coro de gospel y llevaba un programa de radio llamado “el Templo de Solomon”.
Su suerte cambió en 1959 cuando Atlantic Records, buscaba vocalistas tras la salida de sus estrellas, Ray Charles y Bobby Darin. En la primera prueba Burke fichó por la que era la productora de música independiente más grande del siglo XX. Su estilo evolucionó del gospel al soul y poco después, en 1961, triunfó en las listas de R&B y poco con Just Out Of Reach (Of My Two Open Arms).
Sentó precedentes de estilo con Cry to me, que años después se volvería de nuevo un éxito como banda sonora de Dirty Dancing.
Y su máxima fama llegó con Everybody Needs Somebody To Love con versiones de hasta los mismísimos Rolling Stones
Se ganó el título del Rey del Rock’n’Soul. Tras conocer en persona a Martin Luther King, sacó el álbum I Have A Dream, puso en marcha el supergrupo de conciencia de raza Soul Clan, junto con Wilson Pickett, Don Covay, Ben E. King, Otis Redding y Joe Tex, y grabó en el mítico sello Chess con Jerry Swamp Dogg.
La explosión del Funk aisló a este genio durante los 70, y no resucitó hasta 2002 reapareciendo con Don’t Give Up On Me, con el que llegó a venir de gira a España.
Todo el que le conoció destacó su sentido de humor y su sencillez. Solomon Burke deja un legado biológico de 21 hijos, 69 nietos y 20 bisnietos. Su legado espiritual es una iglesia erigida en torno a su figura. Y su legado musical deja una voz inolvidable a la que hoy queríamos homenajear