Estudios científicos demuestran el poder de la música y cómo afecta a nuestro cerebro y a nuestra salud. ¿Quieres saber por qué?
En la Antigua Grecia Platón ya aseguraba que con música tranquila era posible aliviar el dolor de los enfermos y contener la ira de los violentos. Más reciente, Miguel de Cervantes hace referencia en El Quijote cuando en palabras de Dorotea asegura que “la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”.
Y los estudios científicos del siglo XIX y XX confirman que el gen D2, receptor de la dopamina, es el que se encarga de establecer relaciones entre el sonido que percibe en el ambiente (ruidos y música) y los estados de ánimo que se generan a través de la actividad cerebral. Confirmando la influencia de la música en la creación de neuroimágenes que se transforman en sensaciones.
Un análisis de 5 estudios sobre la música para la depresión concluye que la terapia musical es aceptable para los pacientes deprimidos porque ayuda a mejorar sus estados de ánimo. La música ha demostrado ser útil para ayudar a los pacientes con enfermedades médicas graves como el cáncer, quemaduras y esclerosis múltiple que también están deprimidos.
La música, desde pequeños, estimula la capacidad de atención y memorización, la imaginación y a su vez la creatividad. También tiene la capacidad de atenuar el estrés, y según un estudio de la Universidad de Maryland del año 2008, existe una relación intrínseca entre la música y la salud cardiovascular.
Otra prueba más reciente es un estudio de 2019 de la Academia de Finlandia, utiliza imágenes cerebrales para revelar cómo las respuestas neurales a diferentes tipos de música afecta la regulación de las emociones de una persona. El equipo de investigadores buscó una relación entre la salud mental, los hábitos de preferencias musicales y las respuestas neurales a la música al ver una combinación de información conductual y de neuroimágenes. Los resultados, publicados en el diario Frontiers in Human Neuroscience, muestran una relación entre el estilo de música que se escucha y la actividad del córtex medio prefrontal, lo que significa que cierto tipo de música puede tener efectos a largo plazo en el cerebro.
Además los avances de la neurología y la neuropsicología han permitido que, en los últimos años, se esté tratando con música a pacientes con párkinson o de alzhéimer, como muestra la organización estadounidense Music&Memory.
Estos 6 argumentos científicos demuestran que el poder de la música no solo es activar grandes áreas del cerebro, sino influir en nuestro estado de ánimo. Y desde Smooth Hot Jazz queremos regalarte felicidad ilimitada, de la mano de la música más bonita del mundo, porque como decía el filósofo Friedrich Nietzsche: “sin música la vida sería un error”.